Ayer, 21 de mayo de 2017 se
celebraron primarias en el PSOE, entraban en competición tres candidatos a la
Secretaría General; Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López. Quienes partían
con más ventaja para ser la próxima Secretaria General, en este caso, eran
Susana y Pedro. El proceso de primarias se abrió con expectación, tanto por
parte de la militancia como por parte de los medios de comunicación y la
opinión pública. Pues desde octubre el PSOE estaba huérfano en lo que a
Secretario General se refiere tras la dimisión forzada de Pedro Sánchez. Se
constituyó una Gestora que planificara toda esta transición que acabó ayer,
pero que situó a la organización en tierra de nadie durante todo este tiempo.
El resultado de la recogida de
avales auguraba un resultado claro y sólido por parte de Susana Díaz, ya que
consiguió reunir alrededor de 60.000 avales, mientras que Pedro Sánchez se
quedó por debajo de los 55.000 avales, por último, Patxi López apenas pudo
reunir algo más de los 10.000 avales.
Ante este panorama, Susana y su
gente parecía que tenían el camino hacia la Secretaría General cada vez menos
angosto. Posteriormente comenzó la campaña por competir en las primarias. Pedro
Sánchez y sus seguidores sabían que tenían que movilizarse más de lo que lo
hicieron para la recogida de avales, porque al tener en contra a casi todos los
dirigentes provinciales y autonómicos esto suponía un duro lastre con el que
tenía que caminar durante todo el proceso. Mientras que Susana tenía a favor a
muchos de los dirigentes del partido, su lastre era el discurso que planteaba y
ser una casi desconocida fuera de Andalucía, pero también daba la impresión de
que seguía siendo una líder de una Comunidad Autónoma y no la líder de una
organización que está asentada en 17 Comunidades Autónomas, dos Ciudades
Autónomas y 50 provincias.
Si observamos también los
discursos, podemos apreciar que son muy distintos, no solo ya entre Susana y
Pedro, sino también el de Patxi. Desde que se produjo la dimisión de Pedro
Sánchez en octubre, él enarboló a la militancia como poder legítimo de decisión
dentro del PSOE. También reclamó el giro del centro a la izquierda que el
partido socialista quería volver a ser un referente en la política española y
europea. Por otro lado, el discurso de Susana se centraba básicamente en las
debilidades de Pedro, en la moderación ideológica de esta, sus mensajes y que
ella misma era la garantía que necesitaba el partido para volver a la senda de
la victoria. Por último, el discurso de Patxi López, que lanzaba un mensaje
sensato pero con poca fuerza, con muy poco convencimiento para la militancia,
el mensaje de la cordialidad y el sumar todos para levantar al partido de la
frustración en la que se había anclado.
El ambiente era el más propicio
para la polarización, para que se produjera el desgaste de Pedro y Susana, ya
ganara una y perdiera el otro o viceversa. Unos asumieron las primarias como un
paseo triunfal, otros lo vieron como un medio para volver a ofrecerle vitalidad
a la organización a sabiendas de que adolecían de cierta debilidad que les
dificultaba el éxito. Unos se enorgullecieron del resultado cosechado durante
el período de recogida de avales pero no pudieron “gestionar” de la misma forma
los votos cosechados el domingo. Otros recogieron los frutos que proporcionaba
el liderar el recurso de la militancia primero, el aparato después.
Por eso se produjo la victoria de
Pedro Sánchez, una victoria que se empezó a cosechar tras la derrota en el
Comité Federal de este. La derrota de Susana se produce por la ambición de
esta, pero también por contar solo con el aparato y no con el conjunto de la
organización, también se produce por el vacío en sus mensajes, falto de ideas.
Porque no solo era cuestión de ganar sino de ofrecer algo más a la masa social
del PSOE.
El resultado es el que es, esto
no augura un éxito en las próximas citas electorales, pero hace evolucionar a
una organización que lo necesitaba para seguir existiendo, para ser el motor
que necesita la sociedad. Las primarias fueron algo que solo les concernía a la
militancia, pero el modelo de partido que ganó el domingo le atañe a la
sociedad.